Hace ya unos meses de aquel episodio
(más de año y medio) y, sobre todo, muchas aventuras más en mi cabeza,
pero trataré de ser lo más fiel a la verdad que pueda relatando esta
historia.
Como dijo Tano en En el techo de la península I , episodio Veleta (http://tarramikitas.blogspot.com.es/2012/11/en-el-techo-de-la-peninsula-i-episodio.html#more), la segunda noche disfrutamos de la comodidad de una mesa para tres y algún que otro banco para el resto de los expedicionarios en el cómodo refugio de La Caldera, con la grata compañía de un grupo de ruidosos fumadores de porros y bebedores de vino que tuvieron a bien amenizarnos la noche con sus charloteos. Aunque la fiesta nos atrajo mucho y estuvimos a punto de unirnos, pudimos contener nuestras ansias y conseguimos dormir lo suficiente para empezar el segundo día de caminata con todas nuestras fuerzas.
Como dijo Tano en En el techo de la península I , episodio Veleta (http://tarramikitas.blogspot.com.es/2012/11/en-el-techo-de-la-peninsula-i-episodio.html#more), la segunda noche disfrutamos de la comodidad de una mesa para tres y algún que otro banco para el resto de los expedicionarios en el cómodo refugio de La Caldera, con la grata compañía de un grupo de ruidosos fumadores de porros y bebedores de vino que tuvieron a bien amenizarnos la noche con sus charloteos. Aunque la fiesta nos atrajo mucho y estuvimos a punto de unirnos, pudimos contener nuestras ansias y conseguimos dormir lo suficiente para empezar el segundo día de caminata con todas nuestras fuerzas.
Por la manana, después de salir a
congelarnos el culillo haciendo pis y las manos fregando los cacharros
de la noche anterior (¿Quién dijo que en Andalucía no hace frío? ¿¿Dónde
están ahora los del cambio climático??), cogimos mejores sitios (pues
íbamos a dormir esa noche ahí también) y desayunamos no me acuerdo qué
sentados alrededor de la misma mesa que fue nuestra cama previamente y
charlando con otros caminantes que, como nosotros, se disponían a subir
el Mulhacén ese día.
Antes de subir, un poco de estiramiento, algo de yoga (sólo para los frikazos) y parriba.
¡¡Vaya con la subidita!! ¡¡¡Pero vaya
con la subiditaaa!!! No recuerdo cuánto tardamos, pero recuerdo parar
por el camino a descansar (y eso que no es un camino muy largo) y que un
grupo de personas nos pasase con la cara blanca de "no pienso, sólo
subo", y minutos después, habiendo retomado la marcha, pasarlos a ellos,
probablemente con la misma cara, y reírnos los unos de los otros.
Pero después del esfuerzo, llega la
recompensa, y qué recompensa! El que no haya subido aún al Mulhacén, que
vaya preparando la ruta porque está obligado a ello.
Ni siquiera el frío viento que soplaba nos impidió disfrutar de la cima, asomarnos por la cara norte para sentirnos pequeñitos ante tremenda montaña y ver la península desde su punto más alto.
Por supuesto, esperamos nuestro turno para subir al punto geodésico y hacernos la foto de turno (agarrándonos fuerte, porque vaya cómo soplaba el viento...), y después de un descansito y algo de comer, y alguna que otra chorrada, porque pese a que somos un grupo de personas muy serias, de vez en cuando nos dejamos llevar...
Vemos como el cazador de la sierra espera a su presa agazapado tras una roca...
Aquí podemos verlo de nuevo con parte de su manada camuflándose entre las presas justo antes de lanzar el ataque.
Como decía, después del descansito y demás, decidimos bajar un poco (más no podíamos subir) hasta Siete Lagunas y salir del paisaje lunar que nos rodeaba durante un rato para sentirnos de nuevo en la Tierra.
Eso sí, una Luna con un cielo espectacular :)
Como no podía ser de otro modo, después de la subida al Mulhacén
teníamos un buen humor que nos salía por los poros y que hizo que
bajásemos casi dando saltos y cantando por los Delinqüentes, Fito y
demás, por supuesto sin sabernos ninguna canción entera :)
Por el camino vimos cabras y poco más... es decir, no vimos gente. Eso, cuando vas por el campo un poco desorientado, no es muy buena señal, pero no hay por qué desmotivarse, ¿no? Seguimos andando, seguimos bajando, la liamos parda un rato, paramos a comer, la liamos otra vez y, después de unas cuantas vueltas arriba y abajo, un poco perdidos por uno camino que no describiría yo como el más fácil de los alrededores (sólo vimos pasar por allí a un loco en plan Rambo "soy guay y tiro por este camino por mis buevos"), encontramos a un grupo de gente que nos indicó el camino (sí, llevábamos mapa... pero no era muy bueno... ¬¬).
Se nos ve la felicidad en la cara, ¿a que sí?
Pero como no habíamos tenido suficiente, porque cuando la montaña
engancha, engancha de verdad (como la española esa que besa), hicimos
otra cimita, para no perder ritmo ;)
En lo alto de... ¿La Alcazaba? ¿Culo de Perro? Al fondo el Mulhacén.
Antes de que se pusiera el sol decidimos volver al refugio para
descansar un poco antes de hacer la vuelta al día siguiente, que menos
mal que lo hicimos porque vaya vuelta. Pero ésa, como dicen en La
historia Interminable, eses otra historia y debe ser contada en otra
ocasión.
Eso sí, para termina el día, nada mejor que ver el atardecer entre montañas
Eso sí, para termina el día, nada mejor que ver el atardecer entre montañas
Y cenar, claro, pero de eso no hay foto, la sopa de sobre no es tan interesante.
Y hasta que nos leamos de nuevo, buena caza y largas lunas.
Guep Trep.
No hay comentarios:
Publicar un comentario