Nuestra historia comienza en un aula de la Facultad de Geografía de la Universidad de Sevilla, en la que una serie de desconocidos de todas partes del mundo tuvo la suerte de conocerse.

Algunos de ellos, los autodenominados "supervivientes", todavía resisten al paso del tiempo, y motivados por su afán de salir de la jaula de cemento en la que viven entre semana, cada poco, se juntan para hacer camino juntos. Caminando se disfruta más del viaje.

lunes, 10 de marzo de 2014

Mucha policía, poca diversión (o el segundo intento frustrado al Torrecilla).

Esta vez iba a ser que sí. Iba a caer otro de los ocho miles de Andalucía. 

Cueva del Agua, cerca del Puerto del Saucillo.
Incluso habíamos reservado un par de cabañas en el "Camping Sierra de las Nieves" de Yunquera, una de ellas fue testigo del asesinato de Maria Fernanda (o Marifé para las amigas), como atestiguaba una pintada en la pared. Teníamos campo base para realizar el ascenso desde temprano y no tener la excusa de haber llegado demasiado tarde como para plantearnos hacer cima o no.

Pero un cúmulo de catastróficas desdichas nos lo impidió. Ya nos había avisado la mujer de la recepción cuando llegamos de que el día siguiente iba a celebrarse una competición de BTT, pero no sospechamos que fuera a ser justo por donde  pensábamos hacer el camino. A esto se unió que el camarero del bar del camping no tenía las habilidades de Tom Cruise en Cóctel precisamente a la hora de servir, y sumado a que el camping estaba hasta arriba y los ciclistas fueron en masa a desayunar a la misma hora que nosotros, provocó que tardásemos cerca de una hora en dar buena cuenta de las tostadas y los cafeses.

Pero todavía no hemos hablado de la anécdota más apoteósica y surrealista del fin de semana, que iba a implicar a ocho jóvenes, una pareja de la guardia civil, un policía local, dos duros controles de protección civil, muchos ciclistas y un montón de testosterona concentrá (en el policía).

Para hacer la ruta que teníamos pensada, debíamos llegar en coche desde el camping hasta el Puerto del Saucillo (queríamos hacer esta ruta), por lo que cogimos dos coches, salimos del camping, fuimos en dirección a Yunquera (en dirección contraria a  de donde comenzaba la ruta), echamos gasolina y, a la vuelta, nos encontramos con la pareja de la benemérita y el policía local, que nos da el alto. Puede que este diálogo no sea textual, pero se asemeja mucho a la realidad.