Hoy en día, las personas que vivimos nuestra
rutina en un
ambiente urbano, también
buscamos ese refugio que da encontrarse rodeado
de terrenos escarpados y de bosques y maleza. Buscamos la sensación de
estar protegidos del mundo, del ruido de la calle, del pasar de coches e
infinitas personas, de los planes diarios, buscando ratos de soledad, o
de compañía sin aditivos,
sólo un grupo de personas y campo.
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Escaladora en lo alto de una aguja de Piedra |
Y en
esas nos hemos encontrado en el puente de noviembre, de nuevo enclavados
en mitad de varias zonas serranas, esta vez entre la zona del
Tajo de
los Gaitanes y El Chorro, y la Sierra de las Nieves. Por ambas zonas
hemos disfrutado del contacto con la naturaleza y del placer de saber
que ya no hay que subir más cuando llegas a la vera de un punto
geodésico, o el goce de las vistas de un inmenso llano, cuando te asomas a un mirador en mitad de la sierra.
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Vistas desde la cima del Huma. |
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Subiendo por la Escalera |
El primer día realizamos la
ascensión al pico del Huma desde
la estación de tren del Chorro, a través de una
escalera árabe tallada
en la roca, y ascendiendo por un "camino" que recorre una falla en la
piedra. Un geólogo disfrutaría esta ascensión como un enano. Siempre que
se sube por una cuesta empinada se piensa (en cuanto a aspectos
negativos) en lo que cansa, en el sol que está cayendo, o en cuándo
acaba la parte más dura, pero realmente lo que más debería pesar es que
después
hay que bajarla, yo creo que todos los que llevamos muchos
kilómetros de senderos a nuestras espaldas sabemos que se disfruta
muchísimo más de una subida que de una bajada.
Y en efecto
las rodillas iban dando avisos de fatiga, por la cantidad de metros de descenso. Aunque asumimos el dolor, no había otra. En ese punto o bajas, o bajas.
Y no nos
podíamos ir de esta zona de Andalucía sin hacer una
visita a la Sierra
de las Nieves, un paraje que es el
hogar del "otro" pinsapar de estas
latitudes (el de Grazalema siempre se lleva la fama...), y que aloja
unos bosques tupidos de pinos cuya humedad es impropia del sur de
Europa. Claro, que esta ruta está mucho más transitada ya que tiene
varios accesos en coche, por lo que perdió un poco en cuanto a la
"soledad" que buscábamos. Aún así, y a pesar de las avispas ,
disfrutamos muchísimo de este
camino entre el merendero de Los Sauces (al que accedimos en coche desde la localidad de El Burgo)
y el mirador del
Puerto del Saucillo, donde se tienen unas vistas espectaculares
en las que al fondo
se ve el mar y la ciudad de Málaga, pudimos incluso
divisar barcos entrando y saliendo de su puerto. Éste es el punto de partida de un sendero que sigue hasta el pico más alto de la Sierra de las Nieves,
el Torrecilla, pero hemos decidido dejarlo para un futuro envite. (¿Quién se apunta?)
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Foto de grupo en lo alto del Puerto del Saucillo. |
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Pinsapo del Candelabro. |
A todo lo que se ha contado hay que sumar otros aditivos como la
compañía de otros seres que nos íbamos encontrando a lo largo de nuestras paseatas, como
buitres que planeaban a escasos metros de nuestras cabezas,
cabras monteses que descienden por fuertes pendientes como quien toma un refresco,
algún pinsapo centenario o
escaladores que ascienden por las paredes del Chorro cual lagartijas al sol, a veces con una facilidad pasmosa, mientras a nosotros, ya mantener la verticalidad nos costaba la misma vida....
Dos parajes singulares a los que merece la pena ir a echarles un ojo, y si encima ,
como fin de fiesta tenemos una barbacoa al sol, con un día estupendo, con hermosas vistas , guitarra, flauta, comida y la mejor gente, pues ya no se puede pedir más...
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Fin de fiesta. |
Nos vemos en la siguiente.
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Cabra montés bajando por la ladera. |
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PD: Amigos sudamericanos emigrados, los que ya estáis y los que os váis, Pilar, Nola, Amparo, Javier, os echamos de menos en el camino y dentro de muy poco también va para allá Abel. Un abrazo amigos.
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